Parece que fue ayer cuando llegó Windows 7. Este sistema operativo tenía una labor muy importante entre manos. Limpiar la situación que había dejado Windows Vista y sus problemas de fluidez. Windows Vista no era un mal sistema operativo, era un sistema demasiado sobrecargado al hardware de la fecha.
Windows 7, el salvador de Windows
Con Windows 7 Microsoft decidió cortar por lo sano y ofrecer una fluidez envidiable en su sistema operativo. Este sistema era una roca y era complicado que fallase en cualquiera de sus funciones. Es por eso que, a pesar de que Windows 10 era un gran sistema operativo le costó años relegar a Windows 7 a tener una posición marginal.
Este sistema operativo había tomado algunas partes de Windows Vista pero se había agilizado el sistema en general para que fuese rápido. Gracias a eso y a algunas de las incorporaciones se consiguió una rápida adopción y una recomendación total en todas partes. Aquí no hubo dudas, solo hubo una adopción masiva del sistema operativo por parte de usuarios y programadores.
Con el tiempo, como el vino, siguió mejorando y a día de hoy todavía se utiliza en millones de equipos. Casi un 3% de los equipos de todo el mundo siguen utilizando Windows 7 y no nos sorprende. Es un sistema operativo que funciona muy bien y, para equipos que no estén conectados a una red son completamente seguros.
Ya hemos visto como otros sistemas operativos como Windows 8.1 no disponen de una cuota tan elevada. Esto es señal inequívoca de que Windows 7 fue un gran trabajo y la audiencia, los usuarios, lo premiaron de esta manera. Siempre se dice que Windows tiene un sistema operativo malo y otro bueno, aunque no creo en esa leyenda. Si así fuese, Windows 11 sería un mal sistema operativo al igual que Windows 8 y no estoy de acuerdo en ninguno de los casos. Sea como fuere, larga vida al rey, Windows 7 que ya está jubilado.