La compra de Activision-Blizzard por parte de Microsoft es una de las operaciones más importantes y polémicas de la historia de los videojuegos. La compañía estadounidense anunció en enero de 2022 su intención de adquirir al gigante del entretenimiento digital por 68.700 millones de dólares, lo que le daría el control de franquicias tan populares como Call of Duty, Warcraft, Overwatch o Candy Crush.
Sin embargo, la operación no ha sido bien recibida por algunos de sus competidores, especialmente por Sony. Esta empresa ve amenazada su posición dominante en el mercado japonés y global. La empresa nipona ha tratado de impedir o retrasar la fusión. Alegando que podría suponer una restricción de la competencia y un perjuicio para los consumidores y los desarrolladores.
Japón, la cuna de Sony aprueba la compra de Activision Blizzard
Pero sus esfuerzos no han dado fruto en Japón, donde la Comisión de Comercio Justo (JFTC, por sus siglas en inglés) ha dado el visto bueno a la operación. Según informa MSN, el organismo regulador ha determinado que la compra de Activision-Blizzard por parte de Microsoft «no restringiría sustancialmente la competencia» en el sector de los videojuegos.
Esta decisión supone un importante respaldo para Microsoft, que ha defendido que su objetivo es crear una plataforma abierta e inclusiva para los jugadores y los creadores. Además, representa un revés para Sony. Quien ha sido acusada de imponer condiciones restrictivas y abusivas a las compañías que quieren ofrecer sus juegos en PlayStation. Tales como el cobro de comisiones adicionales por el cross-play o el veto a las compras cruzadas.
La compra aún está pendiente de otros mercados clave
A pesar del apoyo recibido en Japón, Microsoft aún tiene que superar otros obstáculos para completar la adquisición de Activision-Blizzard. La operación se analiza por otros organismos reguladores en diferentes mercados clave, como la Unión Europea y el Reino Unido.
Según se ha informado, la Comisión Europea tiene previsto emitir su veredicto sobre la fusión a finales de abril. El organismo comunitario podría imponer algunas condiciones o exigencias a Microsoft para garantizar que se respetan las normas de competencia y se protegen los intereses de los usuarios y los desarrolladores europeos.
Por su parte, la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido también está investigando el impacto de la compra. En este caso la compra de Activision-Blizzard en el mercado británico y en el sector del cloud gaming. La CMA podría solicitar a Microsoft que se comprometa a mantener el acceso a los juegos y servicios de Activision-Blizzard en otras plataformas y proveedores.
Microsoft ha expresado su confianza en que podrá cerrar la operación a lo largo de este año fiscal, que finaliza en junio. La compañía ha asegurado que respetará las decisiones y las recomendaciones de las autoridades reguladoras. Trabajando con ellas para demostrar los beneficios que tendrá la fusión para el ecosistema de los videojuegos.