A muchos ya os sonará el nombre de Sun Valley. Llevamos meses hablando de él y no es para menos. Se trata de un gran proyecto cuyo fin principal es rejuvenecer y potenciar Windows, modernizándolo estéticamente y adaptándolo a los nuevos tiempos. El cambio será de tal calibre que ya hay un debate encima de la mesa: ¿habrá decidido Microsoft «bautizarlo» con un nombre distinto a Windows 10?
Espera, ¿existe un «nuevo Windows»?
Sun Valley no supondrá una gran revolución como lo fue el salto de Windows 7 a Windows 8 pero sí será un gran avance a muchos niveles. Tendremos nuevos iconos, animaciones, barra de tareas, Menú inicio, sonidos, gestos, centro de acciones y aplicaciones nativas (incluida una revolucionaria Microsoft Store). Además, el sistema operativo incluirá nuevas características enfocadas al consumidor doméstico de las que todavía no sabemos demasiado.
Microsoft está guardando con mucho secretismo todo lo relativo a esta nueva versión de Windows aunque ya ha hablado de ella públicamente. Las informaciones que nos llegan apuntan a que es cuestión de días que Microsoft convoque un evento especializado para presentar este nuevo Windows el mes de junio. Es imposible decir una fecha concreta pero debería ser la 2ª o 3ª semana de dicho mes.
¿Por qué es necesario un rebranding?
Muchos usuarios se preguntan si, dada la magnitud de los cambios, Microsoft debería apostar por cambiar el nombre del sistema operativo. Está claro que, tras esta actualización, que debería ser Windows 10 21H2, el Windows 10 que hemos conocido todos estos años cambiará radicalmente.
Aquí existen diversas posturas. Algunos interpretan que Microsoft debería ser fiel a su promesa de que «Windows 10 será el último Windows» y continuar con este nombre. La única pega que tiene este argumento es que probablemente tenía en mente un escenario muy distinto al actual cuando formuló esa afirmación.
Otros creen que Microsoft debería desprenderse del sufijo «10» y llamarlo, simple y llanamente, Windows. Creo que esto no va a ocurrir porque, por atractivo que parezca, crearía problemas que hoy no existen. Sería realmente confuso para los usuarios y las búsquedas en internet a la hora de solucionar problemas técnicos relativos a Windows sería un caos al perder la numeración de referencia.
Otra corriente minoritaria de usuarios cree que Microsoft debería aprovechar la muerte previa a su nacimiento de Windows 10X y utilizar esta marca para el nuevo Windows. Sería un movimiento con mucho sentido ya que sabemos que esta nueva versión del sistema operativo incluirá un importante número de tecnologías desarrolladas al amparo de Windows 10X. Sin embargo, no parece claro que Microsoft vaya a escoger dicho camino, reciclando una marca ya creada para un producto distinto.
La mejor opción
Por último nos encontramos con la que a mi parecer es la opción más lógica: llamarlo Windows 11. ¿Por qué Microsoft tiene que ser el «rarito» que no sigue una numeración lógica con sus sistemas operativos? De XP pasamos a Vista, de Vista a 7, de 7 a 8, de 8 a 8.1 y de 8.1 a 10. Esto solo genera confusión en el usuario común.
Microsoft tiene una oportunidad perfecta para llamar Windows 11 al resultado de Sun Valley y seguir durante los próximos años esta numeración. Además, un rebranding ayudaría a poner todavía más los focos sobre esta nueva versión de Windows, generando mucho más interés que si se habla de «una actualización de Windows 10».
La decisión sobre un rebranding en un producto como Windows es algo muy sensible y que será tomada por gente con muchos más conocimientos que nosotros. De momento, lo único que podemos hacer es jugar y especular. Mi apuesta personal es Windows 11. Y vosotros, ¿cuál creéis que sería la mejor decisión? ¿Qué habrá hecho Microsoft?