La inteligencia artificial (IA) está en el centro de un debate candente sobre la propiedad intelectual y el uso justo de los contenidos en la web. Recientemente, Mustafa Suleyman, CEO de IA de Microsoft, encendió la mecha de la polémica al afirmar que todo contenido compartido en la web de forma abierta puede ser utilizado para entrenar IA, a menos que el productor del contenido indique lo contrario de manera explícita.
La IA generativa necesita de contenido para aprender
Suleyman sostiene que el contrato social del contenido en la web desde los años 90 es que se considera de uso justo. Según él, cualquiera puede copiarlo, recrearlo y reproducirlo. Sin embargo, esta perspectiva no es compartida por todos, especialmente por los editores que han iniciado demandas contra Microsoft y OpenAI, argumentando que el entrenamiento de IA con obras ajenas podría considerarse una forma de apropiación indebida.
La IA generativa es uno de los temas más discutidos en la tecnología actual, y también entre los creadores. Algunos ven el entrenamiento de IA en trabajos existentes como una forma de estudio y aprendizaje, similar a los artistas en formación. Otros, sin embargo, ven la monetización de trabajos derivados como una violación de derechos de autor.
Microsoft AI CEO Mustafa Suleyman: the social contract for content that is on the open web is that it's "freeware" for training AI models pic.twitter.com/FN1xrqnJC0
— Tsarathustra (@tsarnick) June 26, 2024
La situación se complica aún más cuando empresas como YouTube ofrecen sumas de dinero para entrenar sus modelos de IA con bibliotecas musicales de grandes sellos discográficos. En estos casos, hay un acuerdo de términos entre las partes, lo que difiere de la afirmación de Suleyman de que cualquier contenido en la web es justo para el entrenamiento de IA, siempre que no haya una declaración explícita en contra.
Este debate no solo tiene implicaciones legales, sino también éticas, ya que plantea preguntas sobre la autoría y la originalidad en la era digital. ¿Es la IA una herramienta para expandir la creatividad humana o una amenaza para la propiedad intelectual? La respuesta aún está en el aire, y mientras tanto, la comunidad tecnológica y legal sigue observando cómo se desarrollará esta controversia en los tribunales y en la opinión pública.