Windows 8.1 fue una actualización del conocido y polémico Windows 8, que trajo algunas novedades, en especial la más valorada por los usuarios: la vuelta del botón de inicio. También introdujo diversas mejoras en el rendimiento, además de numerosas correcciones de errores, y sobre todo pulir los detalles que no se pudieron en Windows 8.
Sin embargo, todo software o sistema operativo llega a su fin en cuanto a soporte. A partir del 10 de enero de 2023, Windows 8.1 no recibirá más actualizaciones de seguridad para corregir vulnerabilidades en el sistema operativo. Esto significa que los usuarios que sigan usándolo estarán más expuestos a amenazas de seguridad.
El fin de la era «Metro» de Microsoft
La muerte de Windows 8.1 marca el fin de una de las eras en cuanto a diseño y desarrollo de software más importantes, y a la vez polémicas por parte de Microsoft debido al cambio radical en la forma de utilizar Windows que marcó esta versión de Windows.
Windows 8 no fue muy aceptado por los usuarios debido a la pérdida del botón del inicio, y también del propio menú de inicio, que se sustituía por la pantalla de inicio con los llamados live tiles. Tanto fue el rechazo, que hubo rollbacks masivos de Windows 8 a Windows 7, incluso en ordenadores que ya traían el nuevo sistema operativo preinstalado.
Con Windows 8.1 y en especial con Windows 8.1 Update 1, lanzada en 2014, se solucionaron algunos de las principales quejas de los usuarios y hacían la experiencia un poco más similar a lo que era Windows 7. Sin embargo, no fue suficiente para lavar la mala reputación que tenía el sistema operativo.
Sin embargo, aun el descontento de los usuarios, Windows 8 marcó un antes y un después en la historia de Windows. No solo por su atrevido diseño optimizado para tablets mediante gestos, un diseño que perfectamente compite con los diseños de iPadOS o ChromeOS, sino también por su impecable rendimiento.
Debido al «boom» que produjo el lanzamiento del iPad, Microsoft se las tuvo que apañar para que Windows tuviera un funcionamiento óptimo en equipos de muy bajas prestaciones, especialmente en tablets que se venderían en torno a los 100 y 200€, para ofrecer una alternativa barata al iPad, pero con más capacidades. Y lo consiguieron.
Tanto Windows 8 como Windows 8.1 se consideran las versiones de Windows más optimizadas de los últimos años. El cuidado por la optimización que había por aquél entonces, incluso a tal punto de eliminar el sonido de arranque porque retrasaba entre 1 y 2 segundos el arranque, hizo que esta version de Windows no tuviera nada que envidiar en rendimiento a macOS e incluso a distribuciones Linux.
Aun sigo utilizando Windows 8.1, ¿qué debo hacer?
Si eres de los usuarios que aún sigues utilizando Windows 8.1, es recomendable migrar cuanto antes a un nuevo sistema operativo, ya que no solo se interrumpen las actualizaciones de seguridad del sistema operativo, sino las actualizaciones de Google Chrome y Microsoft Edge, los principales navegadores basados en Chromium.
Si tu equipo tiene la potencia suficiente, puedes probar a dar el salto a Windows 10 o incluso forzar la instalación de Windows 11, aunque en equipos antiguos no es la opción más recomendable, aunque esto dependerá del tipo de ordenador y de sus especificaciones.
Otra de las opciones es utilizar Windows 10 LTSC 2019, una versión de Windows basada en Windows 10 October 2018 Update, que tendrá actualizaciones de seguridad hasta 2029, una fecha superior a la versión mainstream de Windows 10. Además, al ser una versión LTSC, no cuenta con todas las aplicaciones modernas preinstaladas, lo cual se traduce a una experiencia más ligera, sobre todo en equipos más antiguos.
Y si finalmente ninguna versión de Windows te funciona correctamente en tu equipo, y no quieres o puedes cambiar de equipo, una última opción sería optar por una distribución Linux. Mi recomendación personal es Fedora, una distribución Linux bastante equilibrada, con un funcionamiento mejor que otras distribuciones populares, como Ubuntu.
Usé el W8.1 solamente un año, después volví al W7 porque funcionaba más rápido y era más productivo a nivel profesional. Después compré un equipo con W10, se rompió la placa y tuve que estrenar un ordenador profesional con el W11 preinstalado. Estuve un año con el W11 y tuve que regresar al W10 porque al igual que me pasó con el 8.1 el 10 es más rápido y más productivo. El W8.1 y el W11 siguen la misma estela entre los usuarios, no han calado mucho. Aún así da mucha pena que vayan desapareciendo los antiguos.