Escribir este tipo de artículos es un arma de doble filo. Desatamos una nostalgia descontrolada que empieza con el Solitario, sigue con el Doom y acaba en Netscape o en los chats de Terra. Además, se hace evidente que te haces mayor cuando tienes la misma edad que el vetusto sistema operativo. Sin embargo, tanto este redactor como Windows están en buena forma.
Windows cumple 35 años, y muy bien llevados
Desde sus comienzos la gente quiso acabar con él. La popularidad hizo que siempre tuviese enemigos y pocas veces se le reconociese algo. Afortunadamente, en eso no tengo el gusto de parecerme a Windows (o muy poco).
La década de los 90 fue su época dorada con los desarrolladores haciendo grandes trabajos, que no han cambiado desde entonces, y Steve Ballmer jaleándolos cubierto de sudor cual estrella de rock (alguien con mucho tiempo y tendencias suicidas ha creado este video de cinco horas en bucle de dicho evento)
Todo el mundo quería al sistema operativo; era la vanguardia, la innovación informática y, por un ojo de la cara, te vendían un Pentium a 133MHz con menos RAM que mi despertador actual. Pero oye, llevaba un modo turbo que nos invitaba a soñar.
El efecto 2000, un peligroso enemigo para Microsoft
A partir del año 2000 las cosas sucedieron muy rápido y nos encontramos con el caos de Windows 2000, Millenium Edition y, en 2001, Windows XP. Esto supuso que ni vendedores, ni clientes, ni el propio Bill Gates supiesen qué recomendar. Afortunadamente, y siguiendo la sabiduría de internet, Windows XP salió bueno cual melón.
A partir de entonces la gente odiaba a Windows y Microsoft porque lo tenían que usar a diario. La gente empezó a repetir aquello de «este es el año de Linux» y seguimos así desde entonces.
Después del cacao de Vista, el bueno de Bill Gates eligió su sucesor y, con Windows 7 medio hecho, se retiró a su jubilación. Ballmer fue entonces el enemigo público número 1 (hasta que Bill Gates dio una charla prediciendo el COVID, las vacunas y el 5G) y vivió sus buenos años con Windows 7 y, posteriormente, el declive con Windows 8, Windows RT, y el difunto Windows Phone.
La última década, Windows te está espiando
Microsoft estaba perdida y Apple empezaba a resurgir. Sin embargo, la gente seguía odiando a Windows. Afortunadamente se había terminado la década y seguro que las cosas iban a mejorar… o no.
Llegaba en 2012 Windows 8 pero, casualidades de la vida, la sociedad se había quedado en 2009 con Windows 7. Odian Windows y no quieren avanzar, lo nuevo asusta y Windows 8 se convierte en una de las versiones más criticadas de la historia de Microsoft.
Tanto es así que en 2013 llega Windows 8.1 y presumen de incorporar el menú de inicio (ese que luego criticarán los usuarios por ser lo mismo de siempre). Sin embargo, el funcionamiento de esta versión de Windows fue tan bueno como nula fue su adopción.
Ballmer, tras seis años, llamó a Gates, le dijo «te entiendo» y, tras una larga deliberación, cedió el mando a Satya Nadella. El ahora CEO de Microsoft ha sido objeto de tantas críticas que darían para una trilogía como la de Tolkien. Anunció el último Windows, Windows 10, saltándose el número 9. Un ataque directo a las personas con TOC.
Windows 10, querido y odiado a partes iguales
Desde entonces han estado trabajando en el sistema operativo. Iba a ser el sistema operativo total pero, sin Steve Balmer bailando con los desarrolladores, estos no se apuntaron y la Plataforma Universal de Aplicaciones no la utilizó ni Microsoft.
Tras acusaciones de espionaje (después de haber vendido a nuestro primogénito varón a Google y Facebook), sutiles sugerencias para que actualicemos y demás, sigue ahí. Todos los años lo dan por muerto, todos los años intentan matarlo pero ahí sigue, aguantando y liderando.
Sin embargo, bromas aparte, Windows 10 aglutina a más de mil millones de dispositivos. Tras muchos años y múltiples mejoras se enfrenta a un rediseño que parece que será increíble. Lo han denominado Sun Valley, que suena muy optimista y, esperamos que lo sea. ¡Larga vida a Windows 10!
[…] Fuente: microsofters.com […]