¿Qué ha pasado en OpenAI?
OpenAI es una de las empresas más importantes del mundo en el campo de la inteligencia artificial (IA). Fundada en 2015 como una organización sin ánimo de lucro, su objetivo es crear una IA que beneficie a toda la humanidad, sin caer en los riesgos éticos o existenciales que podría suponer una IA malintencionada o superinteligente.
Entre sus logros más destacados se encuentra ChatGPT, un chatbot capaz de generar textos coherentes y creativos sobre cualquier tema, desde poesía hasta código. ChatGPT se basa en un modelo de IA llamado GPT-4, que fue desarrollado por OpenAI y que es considerado uno de los más avanzados del mundo.
Sin embargo, el pasado viernes 17 de noviembre, OpenAI anunció el despido de Sam Altman, su cofundador y director ejecutivo, tras haber perdido la confianza en su capacidad de liderazgo. La noticia causó un gran impacto en el sector tecnológico, ya que Altman era una de las figuras más influyentes y respetadas en el ámbito de la IA.
¿Qué papel ha jugado Microsoft?
Microsoft es el principal socio comercial de OpenAI, tras haber invertido unos 13.000 millones de dólares en la empresa desde 2019. Además, Microsoft es el proveedor exclusivo de la infraestructura en la nube que utiliza OpenAI para entrenar y desplegar sus modelos de IA, como ChatGPT.
Microsoft también ha sido el principal beneficiario de la tecnología de OpenAI, al haber integrado sus modelos de IA en sus productos y servicios como es el caso de Copilot.
Por todo ello, Microsoft tenía mucho en juego en la crisis de OpenAI, y no podía permitirse perder a su aliado más poderoso. Por eso, Satya Nadella, el director ejecutivo de Microsoft, dedicó el fin de semana a presionar a la junta directiva de OpenAI para que revirtiese el despido de Altman. Sin embargo, el consejo de administración no cedió, y mantuvo su decisión.
¿Qué ha hecho Satya Nadella?
Ante el fracaso de su intento de reconciliación, Nadella optó por una estrategia sorprendente: contratar a Altman y a sus compañeros más leales, entre ellos Greg Brockman, que el viernes dimitió como presidente de OpenAI en una muestra de solidaridad.
De esta forma, Nadella logró no solo evitar que Altman y su equipo fichasen por la competencia, sino que los retuvo a su lado, para seguir aprovechando su talento y su visión. Así, Nadella ha demostrado su habilidad para gestionar una de las crisis más grandes de Silicon Valley, y ha reforzado su posición como líder en el campo de la IA.
Sin embargo, la historia no terminó ahí. El lunes 20 de noviembre, se anunció que Sam Altman había llegado a un acuerdo con la junta directiva de OpenAI para volver a ser el director ejecutivo de la empresa . El acuerdo implica que habrá una nueva junta presidida por Bret Taylor, el exco-CEO de Salesforce. De esta forma, se resuelve el conflicto que comenzó el viernes pasado, cuando la junta destituyó a Altman por supuestamente mentir en sus comunicaciones.
¿Qué futuro le espera a OpenAI?
OpenAI ha quedado dividida en dos corrientes de pensamiento, a las que Altman se refirió como “tribus”. Por un lado, están los que defienden una mayor comercialización de la IA, para generar ingresos y financiar la investigación. Por otro lado, están los que priorizan la misión fundacional de OpenAI, de crear una IA que beneficie a todos, sin comprometer la ética o la seguridad.
La nueva junta directiva de OpenAI tendrá que enfrentarse al reto de mantener la cohesión y la innovación en OpenAI, así como de gestionar la relación con Microsoft, que sigue siendo su socio clave.
Microsoft, por su parte, ha asegurado que sigue comprometido con su asociación con OpenAI, y que tiene un plan de innovación y un roadmap de productos basados en la tecnología de OpenAI. Además, Microsoft seguirá invirtiendo en el desarrollo y el despliegue de sistemas de supercomputación especializados para acelerar la investigación de OpenAI.
Satya Nadella sale muy reforzado de esta situación. Algunos intentaron matarlo cuando saltó la bomba de Altman pero el CEO de Microsoft ha sabido navegar esta crisis con mucha astucia y al final ha obtenido lo que buscaba: que OpenAI siga siendo independiente pero con Altman y los suyos a la cabeza y en una posición más fuerte que antes del motín.