En un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad, Microsoft no se queda atrás y redobla sus esfuerzos en la captura de dióxido de carbono. La compañía ha anunciado un contrato con la empresa energética Stockholm Exergi para capturar 3.33 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono de una planta de energía de biomasa en la capital sueca, marcando el acuerdo más grande de su tipo hasta la fecha.
La captura de CO2 no es algo nuevo, es algo que lleva años existiendo pero que permite a las empresas colaborar en su neutralidad. Eso si, no es una neutralidad muy real si otra empresa nos ayuda a ello.
Microsoft apuesta por la captura de dióxido de carbono para alcanzar la neutralidad
El plan no solo busca ayudar a Microsoft a alcanzar su meta de capturar más carbono del que produce como empresa para 2030, sino también eliminar tanto CO2 de la atmósfera como ha emitido desde su fundación para 2050. Sin embargo, la efectividad de las plantas de energía de biomasa en la lucha contra el cambio climático aún está en debate.
A pesar de que la biomasa proviene de árboles que teóricamente pueden volver a crecer y capturar el mismo CO2 que la planta libera al quemar madera, grupos ambientales prominentes han criticado esta estrategia como una “solución falsa”. Además, la tecnología de captura de carbono (CCS) enfrenta preocupaciones sobre su seguridad, costos y el potencial de prolongar el uso de combustibles fósiles.
La realidad es que no entraña riesgos y se utiliza habitualmente para inyectarlo en yacimientos de gas natural vacíos. También se utiliza para que se pueda extraer el crudo en yacimientos de petróleo casi agotados. Existen multitud de usos al respecto.
Con la construcción del equipo de captura de carbono en la planta de Estocolmo programada para comenzar el próximo año, el mundo observa con atención. ¿Será este el sello de aprobación que necesita la tecnología de captura de carbono?