La marca Surface ha cumplido recientemente 10 años. No es algo menor si tenemos en cuenta la poca paciencia de Microsoft con algunos de sus productos. Una marca que durante años fue una gran desconocida y que hoy casi todo el mundo reconoce como sinónimo de calidad, innovación y atrevimiento.
Los difíciles comienzos de Surface
Surface tuvo unos inicios algo accidentados. El lanzamiento a bombo y platillo de la Surface RT no tuvo el impacto que Microsoft esperaba, logrando un volumen de ventas inferior al proyectado. ¿Los motivos? Principalmente dos: la utilización de un sistema operativo limitado que fue un auténtico fracaso (Windows RT) y la introducción de un factor de forma novedoso en el que la gente todavía no confiaba.
Sin embargo, Microsoft, lejos de abandonar a las primeras de cambió, siguió dotando de dinero y confianza a la división de Surface. El resto es historia. Surface ha crecido año tras año y, con épocas mejores y peores, ha logrado hacerse un hueco en el mercado, especialmente en el sector empresarial y administrativo.
El éxito es lograr que otros quieran imitarte
Lo que empezó siendo una marca asociada a un producto concreto (una tablet que podía transformarse en un ordenador portátil) ahora abarca muchísimo más. Surface ahora también es un teléfono de dos pantallas, unos auriculares, un portátil convencional, un convertible, una gran pantalla de oficina…
No obstante, y de esto quería hablaros, considero que el mayor éxito de Surface no radica en su crecimiento como marca, sino en su capacidad para marcar tendencia y ser uno de los líderes de innovación en la industria.
Esta innovación ligada a la marca Surface ha sido especialmente patente con el formato asociado a la Surface Pro. Tanto es así que Apple creó la línea iPad Pro y la acompañó desde 2019 con el sistema operativo iPadOS, tratando de ofrecer una experiencia similar a la de Surface aunque con un sistema operativo completamente touch friendly y mucho más limitado que MacOS y Windows 10/11. Otras marcas como Huawei también han creado su propia alternativa a la Surface Pro.
Surface Pro: ¿Problema de identidad o virtud?
En 2012 nadie confiaba en que este formato fuese a tener éxito. La gente pensaba: «¿Qué es eso? ¿Una tablet o un portátil? ¿Por qué no comprar en su lugar uno de esos dos productos?». La respuesta es clara: la versatilidad.
La Surface Pro nunca ha intentado ser mejor tablet que un iPad ni mejor portátil que cualquiera de gama alta. No compite contra ellos. La Surface Pro compite por un nicho y va enfocada a un tipo de persona muy concreto: aquella que necesita portabilidad y comodidad sin renunciar a todas las posibilidades que ofrece un PC con Windows.
Es cierto que la principal carencia de las tablets Surface a lo largo de los años ha sido precisamente su uso como tablets. Windows 10 era nefasto de cara al uso táctil y la ausencia de aplicaciones y programas adaptados a este uso tampoco ayudaba. Microsoft está intentando cambiar esto con Windows 11 pero parece que estamos ante una carrera de fondo y todavía habrá que esperar para ver los frutos. Es el próximo gran reto de Surface: perfeccionar el formato que ella misma creó y no permitir que otros (como Apple) alcancen la excelencia antes que ella).
En cualquier caso, hay algo que no podemos negar: Surface ha cambiado muchas cosas y ha sido buena para la industria. Su valentía e innovación han supuesto, con sus errores y aciertos, un soplo de aire fresco en un mercado monótono y generalmente conservador. Han pasado 10 años y ojalá pasen otros 10. Se lo merecen. ¡Feliz cumpleaños!
Es más posible que Microsoft logre el sistema operativo perfecto y productivo para tablets que Apple. Este último está obsesionado en convertir iPadOS en un intento de macOS descafeinado en vez de brindar las herramientas a macOS para funcionar mejor en pantallas táctiles).